ARUM ITALICUM
Aro, cala montesina, hojas de fuego, hierba de Aarón
Familia: ARACEAE
Floración: marzo-mayo
Planta herbácea, perenne, rizomatosa, de entre 25 y 60 cm. de altura. Forma un tubérculo a un palmo o más de profundidad del cual arrancan varias grandes hojas y, cuando es tiempo, la flor. Sus hojas se desarrollan en otoño, tiene un rabillo que viene a medir dos palmos de longitud, ensanchado en su mitad inferior por una vaina que pierde el color por estar soterrada. La lámina de las hojas tiene figura triangular, con dos lóbulos divergentes en la base, de contextura algo carnosa, color verdinegro en el haz, con manchas blancas, y pálido en el reverso, una vena muy recia y en resalto en cada lóbulo, de cuyas venas arrancan otras venillas menores, sinuosas y de color claro cuando se miran a contraluz.
Múltiples flores de pequeño tamaño, formando una espiga que recibe el nombre de espádice: en la base de dicho espádice se encuentran las flores con pistilo (femeninas) y arriba las flores con estambres (masculinas). A su alrededor aparece una ancha bráctea llamada espata, un angosto cucurucho de una materia foliar entre blanco y ligeramente verde, que al tacto quiere parecer de cera. Este tipo de inflorescencia constituye una especie de trampa para atraer insectos (dípteros en general) y obligarlos a polinizar las flores inferiores (las femeninas); estas plantas completan el truco generando su aroma agradable para los insectos, pero no tanto para nosotros.
Los frutos que quedan al descubierto al caer la espata, son bayas verdes al principio y rojas anaranjadas en la madurez, agrupadas en racimos.
Todas las partes de la planta son tóxicas, en especial los frutos. El aro contiene sustancias como la aroína, que irritan la piel y que en dosis elevadas puede causar la muerte.
Aunque ha sido utilizada en medicina popular como expectorante y para combatir catarros y bronquitis, también como purgante, no se debe utilizar nunca para uso interno. Como cataplasma se le atribuyen propiedades terapéuticas para sanar quemaduras, sabañones y úlceras, así como para el tratamiento de dolores reumáticos y contusiones.
La podemos localizar en los sotos y riberas de nuestros ríos, barrancos sombríos y en herbazales, junto a huertos, acequias, cunetas, taludes, etc.
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